miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hipocresía del Gobierno frente a la inseguridad

El secretario de Seguridad, Sergio Berni, culpa cínicamente a la Justicia cuandoes el Poder Ejecutivo el responsable de no combatir la delincuenciaEl secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, volvió a brindar otra muestra de desaprensión e hipocresía al formular declaraciones sobre la inseguridad, cuando afirmó que en la Capital Federal, según los jueces y camaristas, hay una población de 4000 ladrones y arrebatadores "y no se puede hacer nada", pues "no hay ninguna condena" para los ladrones que "antes entraban por una puerta y salían por la otra", pero "ahora ni siquiera entran".
A primera vista, no puede negársele razón al funcionario acerca de los detenidos que son liberados casi en el acto, pero en su calidad de máximo responsable en el tema seguridad -es sabido que el ministro de esa cartera, Arturo Puricelli, carece de peso y de autonomía en el área- Berni tiene que saber que la culpa de que muchos delincuentes recuperen en forma inmediata su libertad no es básicamente de los jueces que los liberan sino de las leyes que los obligan a hacerlo.
Si la legislación actual ha quedado desactualizada o los ideales extremadamente garantistas que en su momento las inspiraron han demostrado ser no sólo erróneos sino que se han convertido en un firme impulso a la actividad delictiva, la solución es reformar las leyes y adecuarlas a la realidad que tan bien describe Berni.
Por eso es que no puede dejar de advertirse la hipocresía que trasuntan sus dichos al culpar a los jueces. En efecto, dirigiéndose en forma directa a ellos, afirmó: "Bajamos el delito automotor, bajamos los índices de robo en salideras bancarias, se redujo el robo por entraderas, pero los arrebatos no podemos bajarlos porque ustedes no avanzan con las causas y ordenan liberar a estos delincuentes. Esto es grave, les pido que trabajemos juntos en este tema".
Es injusto que los jueces carguen con toda la culpa cuando, como dijimos, son las leyes las que los constriñen a actuar como lo hacen. En cuanto a la reforma de las leyes, el Gobierno que Berni integra ha contado con mayoría legislativa como para modificar esta realidad. Si no lo hizo fue porque endurecer la legislación habría ido en contra de los pretendidos ideales progresistas que tanto proclama el kirchnerismo.
El gobierno nacional también es responsable del enorme déficit en el nombramiento de jueces debido a la inactividad del Consejo de la Magistratura, órgano encargado de seleccionar, sancionar o remover magistrados. A su vez, el Poder Ejecutivo debería haber enviado al Senado ternas de jueces, y no lo hace, complicando así la administración de justicia.
Todo esto confirma una vez más que el de la seguridad es un tema que no les interesa a las autoridades nacionales. No sólo estuvo virtualmente ausente a lo largo de los diez años de kichnerismo, sino que a medida que crecía la ola delictiva, los funcionarios negaban el fenómeno y lo calificaban de sensación. Fue Néstor Kirchner quien lo hizo por primera vez: "Los índices de inseguridad van bajando, pero la sensación de inseguridad aumenta", había dicho el ex presidente en 2004.
En cuanto a Berni, el año pasado sostuvo que en la Capital la tasa de robo seguido de muerte colocaba a la ciudad "entre las más seguras de Sudamérica", pero las cifras que mencionó eran menores que las que recogía la crónica policial. Al respecto, es de destacar que desde 2009 la Policía Federal no divulga sus estadísticas, seguramente para no asustar a la sociedad.
Obligadas por los malos resultados en las elecciones primarias, donde el problema de la inseguridad fue decisivo, ahora las autoridades no tuvieron más remedio que admitir aquello que negaron durante una década. Pero sus dichos, y las improvisaciones que llevan a la práctica, como quitar a la Gendarmería de la frontera Norte y reemplazarla con las Fuerzas Armadas, confirman que el problema les sigue siendo ajeno y que ésta es la principal razón del fracaso en la lucha contra el delito..

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